Durante el último fin de semana he sometido a mi querida Epiphone a un proceso de cambio de pastillas. Aún mantenía las originales del año 93, así que decidí que podía ser una buena idea experimentar con una actualización intentando no perder la esencia de su sonido.
Tras un cuidadoso proceso de selección, efectuado junto con un compañero de andanzas musicales, ambos decidimos darle una oportunidad a las pastillas Iron Gear. Era la primera vez que sometía a la guitarra a un cambio tan relevante, así que fue toda una experiencia, pero muy gratificante.
El resultado no ha podido ser mejor. El sonido es más claro y el ataque es más evidente y natural pero, por encima de todo, sigue manteniendo la misma esencia sonora. Resultado conseguido.